Mis Mensajes al Mundo
La profecía de la marca de la bestia no estaba hablando de un implante literal ni un tatuaje, sino que era figurativo. Se refería a una forma malvada de dinero que toda la humanidad adoptaría para comprar y vender: el dinero de papel y dinero fiduciario. Durante miles de años, el oro fue dinero, cuyo valor fue basado en su peso. Pero los gobiernos obligaron a las personas a intercambiar su oro por dinero de papel, que luego fue devaluado y despojado de su respaldo en oro. Lo que antes eran nombres de pesas para medir oro, como libras, pesos y dólares, se convirtieron en nombres intangibles de dineros y simples números. Se convirtieron en nombres falsos de pesas y números, lo cual la Toráh prohíbe. Y esto se convirtió en la marca en sus dos formas: el “nombre” de la bestia y el “número de su nombre.” El 666 confirma esta interpretación. En el Tanaj, Salomón recibió 666 talentos de oro, una referencia a pesa y valor. “Talento” es el nombre de una pesa, que en Apocalipsis es el nombre de la bestia, y “666” es el número del nombre. Lo que la profecía básicamente nos está diciendo es que la humanidad terminaría comprando con simples nombres y números. En cambio, el valor del oro se basa en su peso, y su valor es verdadero, intrínseco y tangible. La falta de valor intrínseco del dinero fidicuario la hace dañina para la sociedad, porque conduce a devaluación, inflación, deuda, hiperinflación y pobreza. La “marca en la mano” simboliza poseer dinero fiduciario, la cual otorga autoridad para comprar y vender, y la “marca en la frente” simboliza la deuda. La deuda nos esclaviza a los acreedores. Lo que condenará no es haber recibido la marca, porque todos ya la han recibido, sino rehusarse a quitarla después de haberla recibido. Por eso Apocalipsis dice: “Salid de ella.” Para salir, primero hay que estar adentro. Para salir, tienes que renunciar por completo al dinero fiduciario.