Mis Mensajes al Mundo

El concepto del “infierno” no existe. Muchos pastores enseñan que cuando los malvados mueren van al infierno en el centro de la tierra para ser torturados por toda la eternidad. Esta es una enseñanza falsa enseñada por los papas romanos al mundo entero. Esto no es lo que enseñan las escrituras. Cuando la gente muere, sus almas duermen. Porque es el cuerpo el que le da al alma la habilidad de hablar con la boca, ver con los ojos, oír con los oídos y pensar con el cerebro. Entonces, obviamente, cuando el cuerpo muere, el alma ya no tiene un cuerpo para interactuar con la creación, por eso duerme, casi como si no existiera, pero aún existe. Cuando dormimos nosotros sentimos cómo es la muerte, y así como nosotros no sentimos el paso del tiempo desde que nos dormimos hasta que nos despertamos, así también los muertos no sienten el paso del tiempo desde el momento que murieron hasta el momento de la resurrección. Se siente casi instantáneo, incluso si han pasado miles de años. El concepto de “espíritu” tampoco existe. La palabra hebrea “ruaj” y la palabra griega “pneuma” significan airesoplo. Somos cuerpo, alma y airesoplo. El airesoplo da vida al cuerpo, y el cuerpo permite que el alma interactúe con la creación. Pero una vez que el airesoplo se va, el cuerpo muere y el alma duerme. Cuando Yeshua respiró por última vez, entregó su aliento, no su “espíritu”. Esta es una mala traducción. El concepto de “espíritu” simplemente no existe. El cielo no es un lugar “espiritual”. El cielo es un lugar físico, y los ángeles también son físicos, como nosotros. Comen y beben, como nosotros. Es por eso que en tiempos antiguos los ángeles podían tener relaciones sexuales con mujeres, porque sus cuerpos son físicos, y también son hombres reales, con partes reproductivas masculinas, al igual que los hombres en esta tierra. Somos muy parecidos a ellos, aunque sus cuerpos son inmortales, entones nunca envejecen y nunca mueren por causas naturales. Y ellos pueden transformarse de sus cuerpos físicos a “airesoplos”, para luego ser invisibles y también poder entrar en los cuerpos de los humanos. Y hoy estos son llamados “espíritus”, pero en realidad no son “espíritus”, sino airesoplos. Estos son cuerpos eólicos literales. Nosotros no podemos transformarnos en airesoplos, pero nuestros cuerpos ciertamente inhalan y exhalan airesoplo constantemente para vivir. El airesoplo ingresa al cuerpo a través de las fosas nasales, luego a los pulmones, luego a la sangre y luego a cada célula del cuerpo. Y en la sangre es donde también está el alma, por eso se nos prohibe comer sangre. De hecho, los animales también tienen almas, y sus almas también están en la sangre. Sin embargo, cuando ellos mueren, sus almas dejan de existir, porque no fueron hechos a la imagen de Dios para ser dignos de ser resucitados como lo seremos nosotros. Nosotros fuimos hechos a la imagen de Dios, por eso nuestras almas se mantienen reservadas después de la muerte, para ser resucitados en un tiempo futuro, para el juicio. Las almas de los muertos son guardadas en el centro de la tierra, que las escrituras llama “Seol” en hebreo o “Hades” en griego. El centro de la tierra es un océano oculto, un abismo oscuro, no magma como enseñan los científicos. Aunque ciertamente existe magma en las profundidades de la tierra, pero el centro de la tierra es principalmente agua. Mucha agua. Cuando la tierra fue creada en el día 1 de la creación, primero fue una esfera de agua, antes de que la tierra seca fue creada en el día 3 de la creación. Y en el día 3 de la creación se colocaron los cimientos del mundo, que son capas de roca que sostienen la tierra seca sobre la superficie del océano. Y allí en el centro de la tierra las almas de los muertos esperan una futura resurrección, guardadas reservadas. La primera resurrección ocurre al regreso de Yeshua, que es una resurrección puesta-aparte solo para aquellos que heredarán el reino de Dios y reinarán esta tierra por 1.000 años. Y la resurrección final ocurre 1.000 años después, para todos los demás, desde Adán hasta la última persona que murió bajo el reinado de 1.000 años de Yeshua. Incluso los bebés no nacidos que murieron serán resucitados. Ellos fueron privados de la vida antes de que tuvieran la oportunidad de respirar por primera vez. Y cada uno será juzgado por sus obras, y al que tenga su nombre escrito en el libro de la vida se le permitirá entrar en los cielos nuevos y en la tierra nueva. Los no nacidos que murieron obviamente entrarán en los nuevos cielos y la nueva tierra, porque no cometieron ningún mal. Dios será justo en su juicio. Al regreso de Yeshua, también se alzará una montaña y se convertirá en la montaña más alta del mundo, y se llamará “Monte Sión”. Se formará alrededor de las montañas de Hebrón. El monte Sión fluirá con lava hacia el norte hacía Jerusalén, y se formará en un lago de lava fuera de la puerta sur de la antigua Jerusalén. Como está escrito, “cuyo fuego está en Sión, cuyo horno está en Jerusalén”. Se formará en el Valle de Hinom, que también fue llamado “Gehena”. Y ese lugar se convertirá en el “lago de fuego” descrito en el libro de Apocalipsis. Se convertirá en un “infierno”. El “infierno” es simplemente un lago de lava que se formará bajo el reinado de 1.000 años de Yeshua, donde todos los que se negaron a creer en Yeshua y obedecer los mandamientos de la Toráh de Moisés serán arrojados, para ser destruidos tanto en cuerpo como en alma. Y dejarán de existir, en completa agonía y terror. Sus cuerpos se pudrirán en la superficie de la lava y sus gusanos no morirán por el tremendo calor de la lava. Como está escrito, “saldrán y mirarán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí, porque su gusano no morirá, y su fuego no se apagará, y serán abominación para toda la humanidad”. El lago de lava permanecerá encendida continuamente durante 1.000 años, por eso será un fuego inextinguible. Un “fuego eónico”. Es decir, un fuego que arde durante mucho tiempo, durante un eón, durante 1.000 años. No es un fuego “eterno”. La palabra “eterno” también es otra mala traducción. Al regreso de Yeshua, casi toda la humanidad que ahora está viva será arrojada allí, para ser destruida. Pero a un pequeño remanente entre las naciones se le concederá misericordia. Y vivirán en el reinado de 1.000 años de Yeshua, y llegará a ser una gran multitud y naciones poderosas. Y los que será resucitados en la primera resurrección reinarán sobre ellos. Y bajo el reinado de 1.000 años de Yeshua, cualquiera que peque o incluso llame a su prójimo “tonto” será arrojado al mismo lago de lava, para ser destruidos. Por eso está escrito, “reinará sobre ellos con vara de hierro”. Porque el reinado de Yeshua en esta tierra será muy estricto, y habrá muy poco pecado en el mundo en esos tiempos. Sin embargo, el juicio ocurrirá fuera de la puerta oriental de Jerusalén, en el valle de Josafat. Como está escrito: “reuniré a todas las naciones y las haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellas”. Toda la humanidad será juzgada allí primero, luego será condenada a ser arrojada al lago de lava fuera de la puerta sur de Jerusalén.