Mis Mensajes al Mundo
Yeshua nunca nos instruyó a celebrar su nacimiento, sino que nos instruyó a celebrar su muerte, porque para eso vino a la tierra, para morir, por nosotros. Por lo tanto, celebrar su nacimiento es pecado. La Toráh prohíbe observar cualquiera de las festividades de las naciones, como está escrito, “no andarás en los estatutos de la nación que estoy expulsando delante de ustedes”. Levítico 20:23. En la antigüedad los romanos celebraban las “saturnales”, en honor a uno de sus dioses, e intercambiaban regalos. También decoraron sus hogares y templos con ramas de árboles de hoja perenne. Luego los papas romanos cambiaron las saturnales por “navidad”, y hoy la gente de las naciones del mundo la celebran intercambiando regalos y decorando árboles de hoja perenne con bolas, supuestamente en honor al nacimiento de Yeshua. Pero Yeshua nunca nos instruyó a celebrar su nacimiento, sino su muerte, comiendo y bebiendo los elementos puestos-apartes que representan su cuerpo y sangre, que son el pan y el vino. Así que deja de celebrar la navidad y las festividades de las naciones, y más bien, celebra los tiempos designados que Dios ha establecido en su Toráh a través de Moisés, y celebra la cena puesta-aparte de Yeshua comiendo y bebiendo el pan y el vino que representan su cuerpo y sangre.